11 de mayo de 2009

El universo



Un tambor bate adentro desde que nacemos llevando oxígeno y luz a nuestro cuerpo, es una percusión que intenta ordenar el caos a cada instante. Y de repente un chispazo es capaz de sacudir torpezas de años y puede arrojarnos fuera del tiempo marcado. El sueño se hace Real.

El alma soñaba lo indefenido y se perdía divagando mientras el Espíritu la reclamaba desde su más honda intimidad. El alma que vivía diluida en la distinción, añoraba la semejanza y diferenciaba aquello que el Espíritu iguala y simplifica.

La llamada procede del corazón que en forma de latido convoca a la mente para que alce la traba y libere al pulso de todo condicionamiento. Entonces mente y corazón se abrazan en una claridad esencial. El Espíritu dará fijeza al alma, al hacerle saber lo que ya sabía, en una navegación hacia la risa y el silencio liberador...