20 de julio de 2009



El encuentro con un libro no casual me ha hecho reflexionar de nuevo sobre la maravillosa parábola del Hijo Pródigo y este Rembrandt. Sobre este Padre abrazando y perdonando a su hijo que vuelve humildemente arrepentido despues de haber malgastado su herencia, despues de haberse rebelado y haber rechazado todo lo bueno que él le ofrecía y que no conseguía ver. Esa luz que ahora llega a su espalda y le atraviesa a traves de las manos de su padre no la veía antes. Sólo cuando encuentra esa luz dentro suya vuelve a su padre, porque ahora se vuelve uns er semejante y por eso no siente verguenza de arrodillarse ni de haber "pecado". Antes simplemente no veía nada. Y más vale "humillarse" (de "hombre") que convertirse en un mirón como esas caras que aun no ven...esos ojos críticos que rodean el regreso, como aquellos que contemplan y sentencian sin mojarse ni comprometerse.

Jesus decía "os aseguro que si no cambiáis y os haceis como niños no entraréis en el reino de los cielos" Evidentemente no se refería a la primera infancia física e inocente sino a la segunda. A la pureza reencontrada despues de mucho caminar, despues de tomar conciencia y de optar conscientemente por determinadas elecciones. Así, según los textos sagrados de cualquier tiempo y sociedad, la disciplina a la que de verdad estamos llamados es a la que nos hace "Hijos de Dios". "Los pobres, mansos, los que lloran, los que tienen hambre y sed de justicia, los limpios de corazón, los pacíficos y los que padecen persecución por la justicia son caminos que las Bienaventuranzas ejemplifican para llegar a ser de nuevo un niño. Para romper las durezas de una vida adulta y encorsetada entre prejuicios sociales. Una vida que vive al margen del corazón.

Podemos surfear en la alegría improvisada del amor que hay en el sexo o en una canción, en un cuadro o una obra de teatro, en un libro o en una peli, en un paseo o en una simple conversa de desayuno. Podemos crear nosotros algo nuevo o deleitarnos con lo que otros hacen. Que más dara. Lo importante, dicen, es que un dia entendamos que igual que un niño esta en las manos de su padre y quiere agradradarle porque en ello se le va a vida, asi estamos nosotros en las manos de Dios. Hasta el "Hijo eterno" (Jesucristo) se hizo niño para volver a entrar en el Reino de su Padre.
Siempre tenemos excusas, grandes o pequeñas para no relajarnos, para no sonreir ni jugar. Que si no llegamos a fin de mes, que si nuestros padres o pareja no nos entienden, que si nos salen arrugas, que si yo, que si me,que si mi y conmigo... agarrandonos a cualquier pizca de sufrimiento para seguir esclavizados ...ansiando unas vacaciones que den carpetazo o una libertad que no llegará mientras nosotros mismos no nos la permitimos...Jesus dijo " que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios"

Hace poco hablaba con un amigo sobre la situacion de Cuba. Sin entrar en polémica política, que no me interesa ni siquiera entrar, me gustaria hacerme eco de una reflexión. Hablando de la excelencia del son cubano y del samba brasileiro, él decía que Cuba tiene algo que no tiene otro lugar. Porque cuando el hombre se libera de la preocupación diaria de ganarse el pan siempre elige el arte. Relacionando esto con la parábola podriamos afirmar que que el Hijo pródigo es ese tal "Hommo Ars" reencontrado. Ese Artista que todos llevamos dentro y que sólo actua cuando nos despojamos de lo que peor habla de nosotros y además conseguimos reirnos a pesar de todo.




http://www.youtube.com/watch?v=rADCCthjGmg