30 de julio de 2009

"Si, ya me acuerdo"


Hace poco le decía a mi amigo que el ego del "escritor pajero" me aburre soberanamente, supongo que me refería a que no me interesa quien no me conmueve, como lo hacía, por ejemplo, Mastroianni. Él no tenía miedo del teatro porque antes de ser enteramente retratado por la cámara de 35mm habia cocinado su propia voz a las órdenes del teatro de Visconti.
El Capitan se afana por encontrar una lectura optimista para la recién llegada y entre todos decido empezar por la biografía de este irresistible hombre tierno. Actor que no necesitaba padecer ni huir del mundo para interpretar a un personaje. Él amaba la vida y la improvisación tanto como Nápoles y su único sufrimiento es que no le llamaran para jouer o jugar.
No se confundía. Era actor en la pantalla y hombre en la vida real, salvo alguna vez que se dejó llevar por la emoción del escenario o recordó a su madre tras ser premiado.

No era un “ latin lover”, simplemente se lo querían comer las mujeres. A Marcello le conmovía más un juego de canicas o recordar su primera colada que los éxitos de su profesión, de la que nunca se cansó incluso despues de ciento setenta y pico películas.
Qué perpendiculares y serenas sus memorias: las luciernagas, los nísperos, Pirandello, la lluvia, Molière, el modesto olor de la madera, Charlot, los garbanzos, la frescura de Fellini, el paisaje montañoso, el rechazo los personajes de Chejov, la gracia de De Sica, y hasta este delicioso canto de los indios navajos,

“Todo lo que has visto, recuérdalo, porque todo lo que olvidas se lo lleva el viento”




A Marcello Mastroiani le hubiera gustado ser arquitecto para construir cosas destinadas a permanecer. Pero qué hay más solido que la digna ternura y la fuerza que rebosa de sus recuerdos. Exactamente igual que la chica rubia, este hombre creía profundamente en lo que hacía, incluidas las pelis malas y vivía cada momento de su vida con convencimiento. Y que osadía por mi parte decir a continuación que el amor nos pone a todos en el mismo plano horizontal...es osado pero lo defiendo.
La buena musica nunca muere, como el cine italiano. Y lo que un día no vimos claro tampoco hoy lo podemos recordar, "porque la memoria es extraña, tan extraña como el amor".
Por la noche, en la cocina de Can Dionis, charlaba con el Capitán sobre lirismos familiares, la fuerza arrolladora de los hijos, sobre historias y operas que nos siguen conmoviendo....

“se la beleza perde vagheza se cade o more non torna piu”

Esta misteriosa frase del Capitan me gustaba a pesar de no conocer el significado de "vagheza" Que bien suena el italiano y porque al final “todos somos un poco D.Quijote y ciertas ilusiones son más poderosas que la realidad”


A los que merecen el recuerdo