22 de julio de 2008


La melancolía, canto de un pecho desgarrado por la separación, por el anhelo del verdadero Amor. Canto que hace llorar al elegido porque lo oye alto como un violín. Quien quiera que lea estas palabras debe haber sentido el anhelo. A saudade brasileira, morriña gallega, el anhelo de beatriz que salva a dante...¿Y que más? No nos conformaremos con sentir el anhelo sino que lo abriremos en dos hasta descubrir su hondura. Como si la vida se nos fuera en esta operación. Antes de que nos gane al ajedrez un simple tablero.
La Reina es dulce y el Rey cura. Es la Luna del Sol o la noche del día. Es el león que se convierte en pez al ver el mar. Son unos ojos, o mejor dicho es Su mirar. No hay espacio ya en la habitación que no sea para Su calor. No hay ayer porque el Porvenir se ha convertido en hoy y ocupa cualquier espacio en el tiempo.
Sólo hay Amor. Impar, existe por sí y para Todo, animando a cada nota para que se una a otra en la danza de la hechura y la holgura.
Muda sigue la flor. Muda porque el barro se olvida de la Luz. Y la Luz sin barro se esfuma.
Hallado el Arte no hay más. Silencio y Una Palabra que lo coagula.

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