4 de diciembre de 2008

Tsu Chi






Los espacios sagrados del Amor se levantan en claros del bosque.

En sitios bañados por la luz meridiana, como si el deseo proviniese de la sombra, de lo más oculto, y buscara la revelación prometida por el enlace en sitios despejados que invitan al encuentro.
En el Japón clásico las muchachas casaderas seguían las huellas de los hombres y éstos las de las mujeres en los peregrinajes a los santuarios de Shikoku para, al mismo tiempo que afinar su vida anímica y espiritual, forzar mediante esa proeza peregrina al destino, que de ese modo favorecía en encuentro con los viajeros de las mismas rutas y homólogos senderos.

En chino se denomina a la huella "tsu chi", siendo Tsu aquello que es capaz de.

Las criaturas como decia San Juan de la Cruz son como el rastro del paso de Dios.
El amor mismo es la Gran Huella, la vibrante muesca que el Creador ha dejado en sus criaturas grabándola tanto en su sexualidad como en sus corazones.



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